Marcha por Santiago Maldonado

El miércoles 1° de noviembre de 2017, a 3 meses de la desaparición forzada seguida de muerte de Santiago Maldonado, en consonancia con el resto del país, tuvo lugar la marcha convocada por la Comisión Memoria y Justicia de Chacabuco y el Nuevo Mas Chacabuco – Las Rojas Chacabuco en Izquierda al Frente por el Socialismo; bajo las siguientes consignas:

 

¡JUSTICIA POR SANTIAGO! ¡EL GOBIERNO ES RESPONSABLE! ¡FUERA BULLRICH!

 

 

Previo a la marcha, se leyó un documento único al que adhirieron MST en Izquierda al Frente por el Socialismo, Centro de estudiantes del ISFD 131; Centro cultural La Casa; Unidad Ciudadana; Ni Una Menos Chacabuco; Fuerza Peronista para la Victoria; Frente Renovador.

 

 

 

 

Chacabuco, 1 de noviembre de 2017 Documento conjunto

 

 

 

A tres meses de la desaparición forzada seguida de muerte de Santiago Maldonado El 12 de enero, la Gendarmería y la policía provincial atacaron la Comunidad Mapuche en el departamento de Cushamen, con un saldo de varios heridos –dos de gravedad- y al menos diez detenidos. El gobernador Mario Das Neves, añadió que “hace tiempo en Chubut hay un grupo de violentos que no respetan las leyes, ni la Patria, ni la bandera y agreden permanentemente a cualquiera”. Al mismo tiempo, el funcionario acusó a los mapuches de Pu Lof de provocar disturbios y así intentó justificar la fuerte represión policial, que fue condenada por gran parte del arco político y Amnistía Internacional. La comunidad mantiene desde hace dos años una disputa por las tierras adquiridas por el grupo Benetton, que reclaman como propias.

 

 

 

 

 

El 28 de junio El líder mapuche de Bariloche, Facundo Jones Huala fue detenido por Gendarmería Nacional en el puesto del Río Villegas debido a que contaba con un pedido de captura de la Justicia de Chile. El lonko ya había sido arrestado en mayo del año pasado en Leleque, pero luego de permanecer dos meses detenido se rechazó la extradición y ordenó su liberación, en el marco de una importante protesta en la ciudad chubutense. El 1 de agosto se realzó un violento operativo sobre la comunidad de Cushamen, la cual se encontraba reclamando en la ruta por la liberación de Jones Huala, protesta de la cual Santiago Maldonado formaba parte. Bajo las órdenes de Pablo Noceti, Gendarmería comenzó a disparar en la ruta, y luego de entrar al territorio de la comunidad, avanzó en persecución hasta el río, donde Santiago no logró cruzar y fue capturado. Desde ese momento, Santiago desaparece.

 

 

 

El gobierno, con Patricia Bullrich a la cabeza y la complicidad del juez Otranto, puso en marcha un grosero intento de encubrimiento con el objetivo de otorgarle plena impunidad al accionar de Gendarmería.

 

 

 

A 16 días de conocida la desaparición de Santiago y frente a la creciente movilización popular, la ministra Bullrich se presentó ante una comisión del Senado de la Nación con el objetivo de respaldar la represión y el accionar de la Gendarmería Nacional. En esa oportunidad cerró filas junto a las fuerzas represivas, negó categóricamente toda responsabilidad de los gendarmes y vociferó: “yo no voy a hacer la injusticia de tirar a un gendarme por la ventana para sacarme la responsabilidad. Me la banco yo”, y luego agregó: “necesito esa institución para todo lo que estamos haciendo, para las tareas de fondo que está haciendo este gobierno”. En esa misma interpelación puso en duda que Santiago estuviese en la zona, desvió la causa inventando la “hipótesis del puestero”, mintió sobre las tareas que estaba cumpliendo Pablo Noceti, y desacreditó los testimonios de los mapuches que declararon que vieron cómo Gendarmería llevaba a Santiago.

 

 

 

 

En los días siguientes, tanto ella como buena parte de los funcionarios macristas y los principales medios de comunicación, desplegaron una vergonzosa campaña de mentiras, calumnias y difamaciones como no se veía desde hace mucho. Pero con el correr de los días, las mentiras una a una se fueron cayendo.

 

 

 

 

El juez de la causa se vio obligado a caratular la misma como “desaparición forzada de persona”; las muestras de ADN desmintieron la “hipótesis del puestero” que sostenía que Santiago pudo ser víctima de una cuchillada a manos de un empleado de Benetton que actuaba en defensa propia; el gobierno de Chile informó que no había ninguna posibilidad de que Santiago estuviese en el país vecino; se demostró que eran todos falsos los supuestos avistamientos de Santiago, tanto en Mendoza como en Entre Ríos, y quedó establecido que Pablo Noceti estaba en la zona coordinando el operativo de represión.

 

 

 

Otro papel importante en el operativo encubridor lo tuvieron los grandes medios amigos del gobierno. Clarín y La Nación parecían competir en ver quién era más audaz a la hora de engañar. De la lectura de esos diarios uno podría llegar a la conclusión que en la Patagonia se está librando una “guerra patriótica” contra una organización terrorista mapuche dirigida por Facundo Jones Huala y denominada RAM: “Resistencia Ancestral Mapuche”. Que ésta estaría financiada por el imperialismo inglés, entrenada por las guerrillas kurdas y en coordinación con las FARC; su objetivo parecería ser robarle a la Argentina su territorio e instalar un Estado Islámico asociado al Estado chileno en donde se matarían chicos y se torturarían mujeres. Este destilado de veneno fue deslizado hasta el hartazgo, su intención apuntaba a exacerbar los prejuicios más profundos de la sociedad, con objetivo preparar las condiciones ideológicas para tratar de avanzar hacia un régimen político más reaccionario.

 

 

 

Esto explica la virulenta reacción de funcionarios y “periodistas” contra los docentes que plantearon en las escuelas el tema de la desaparición de Santiago Maldonado, acusándolos de: adoctrinadores de niños y lavadores de cerebros. Quedó claro que para esas usinas de falsificaciones y encubrimiento, el escándalo no era la desaparición forzada de una persona, sino el difundir los crímenes del Estado.

 

 

 

En todo caso, tanto Clarín como La Nación han hecho escuela alrededor de encubrir desapariciones. Por su parte, el juez Otranto fue el mejor amigo de la Gendarmería. De ahí que todas sus líneas de investigación tuvieran por conclusión una escandalosa criminalización de las víctimas: cada vez que abría la boca, instalaba la idea de que serían los mapuches los que, por alguna razón descabellada, ocultaban las pistas de dónde podría estar Santiago.

 

 

 

Esta transformación de las víctimas en victimarios llegó al descaro de apuntar contra la propia familia Maldonado. Con la inestimable colaboración de Otranto, el gobierno logró ir recuperando terreno, lo que no le evitó, de todos modos, pagar el costo político de que su amigo juez quedara desplazado. Como intento de lavado de cara, el juez Lleral tomó el mando de la causa, y desde un primer momento se jugó a dilatar los tiempos de la misma. Pero cuando todo se encaminaba a que los plazos de la investigación excedieran los de la campaña electoral, el caso Maldonado le estalló en la cara al oficialismo. A 78 días de su desaparición forzada, el cuerpo de Santiago apareció en el Río Chubut, 300 metros río arriba de donde había ocurrido la represión, y en un lugar que ya había sido rastrillado en tres ocasiones.

 

 

 

 

Tres días después, y sin el informe definitivo de la autopsia, Lleral le dio una mano inmensa al gobierno saliendo a declarar en la noche del viernes, que el cuerpo de Santiago “no mostraba lesiones”, y el gobierno terminaba garantizando el domingo el importante triunfo electoral que se adelantaba. Desde la aparición del cuerpo, el gobierno de Macri subió un escalón más en el operativo de encubrimiento. El triunfo electoral a nivel nacional le dio un espaldarazo a esta campaña de impunidad, y desde el gobierno intentan ahora desligarse completamente de su responsabilidad en la desaparición, y el asesinato de Santiago Maldonado.

 

 

 

Es por ello que hoy, más que nunca, debemos redoblar la lucha para exigir justicia, juicio, y castigo a los responsables. Gracias a la movilización se logró estar hoy un poco más cerca de la verdad, y que el caso de Santiago no se silenciara y archivara para siempre. Con la fuerza en las calles se consiguió presionar y desplazar al infame juez Otranto de la causa. Y sólo con más presión desde abajo, y con la fuerza de la unidad, conseguiremos justicia.

 

 

 

Por esto celebramos que todo el espectro de fuerzas políticas, organizaciones sociales, e independientes, nos movilicemos ahora en conjunto para reclamar ante este gobierno reaccionario y conservador, para terminar de una vez por todas con el encubrimiento, y para lograr al fin JUSTICIA POR SANTIAGO. ¡BASTA DE IMPUNIDAD! ¡EL ESTADO ES RESPONSABLE! ¡JUICIO Y CASTIGO A LOS CULPABLES!