Vivas Nos Queremos. Lo fundamental por sobre lo anecdótico

En el mundo 1 de cada 3 mujeres sufre violencia física o sexual, principalmente por parte de su pareja o ex pareja. Se estima que 1 de cada 4 niñas sufre o ha sufrido abuso sexual. En Argentina hay 50 ataques sexuales por día. El año pasado se notificaron en territorio bonaerense más de 67.000 denuncias por violencia de género. En lo que va del año más de 226 mujeres fueron asesinadas en nuestro país bajo la tipificación de femicidio. Sobre los cientos de casos de victimas de redes de trata con fines de explotación sexual, el 98% son mujeres, y de ellas casi el 30% son menores.

Estos son los datos duros sobre una realidad que duele. Y ello sin contar las tantas otras múltiples formas de sometimiento que padecemos sistemática y cotidianamente (cosificación mediática, acoso callejero, desigual remuneración a igual trabajo, desigual participación en los diversos ámbitos sociales, laborales, políticos, etc. etc. etc.)

Las mujeres de nuestra Patria somos hacedoras de una larga historia de lucha por la conquista de derechos que concierne a nuestro género y que no tiene otro objetivo más que construir sobre esta tierra un lugar de iguales, donde no seamos sometidas, explotadas, violadas y asesinadas, y seamos plenamente libres.

 

El miércoles pasado volvimos a marchar. Como lo hicimos siempre, como lo haremos siempre. Porque estamos convencidas. Porque no nos resignamos a vivir nuestros días contemplando una injusticia que nos atormenta. Porque vemos en el calor del reclamo popular la posibilidad de hacer de esto una causa que abrace a toda la comunidad. Porque creemos profundamente que nuestras reivindicaciones deben ser escuchadas. Porque sentimos que cuando algunos miran para abajo nosotras debemos alzarnos en comunión y lanzarnos hacia nuevas conquistas.

En el año 2015, durante el gobierno peronista tomé la palabra y expuse lo que sentía y pensaba. Este año, durante el gobierno radical, hice lo mismo. Algunas militantes radicales, no pueden decir lo mismo. ¿Será que las convicciones que tuvieron años anteriores desaparecen por cuidar su nido partidario?

Pareciera, que en este marco de epopeya popular, de despertar de un pueblo que inunda las calles al grito de “NI UNA MENOS”, algunos se incomodan y molestan. Son minoritarios, y sin embargo pretenden manchar y deslegitimar la nobleza de nuestra exigencia. Podría enumerar las múltiples metodologías a las que integrantes del radicalismo y funcionarios del actual gobierno acudieron para echar un manto de oscuridad a un hecho que desde sus comienzos  se quiso abierto, diverso, participativo y masivo. Podría pero no quiero. No quiero asumir propia una estrategia que es de ellos: correr el eje de discusión y no debatir los temas importantes.

Como antes y como ahora, digo: Esto es cosa de todos. El Kirchnerismo nos ha dado instrumentos legales, marcos normativos y variadas políticas públicas (Ley de Prevención y Sanción de la Trata de Personas, Ley para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, creación de decenas de Comisarías de la Mujer y la Familia, Ley de Salud Sexual Integral, Ley de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, tipificación de los asesinatos de mujeres por su condición de tal como Femicidios, cooperativas de trabajo, AUH, programas de capacitación laboral, finalización de estudios, creación de dependencias específicas, etc.) que nos ponían a las mujeres en un escenario de avanzada. Con dificultades y deudas pendientes, las propias que todo sistema tiene cuando analizamos la justicia rancia y antidemocrática que siempre reina; las fuerzas policiales cómplices y machistas que no se depuran; los intereses mezquinos de sectores políticos; y algunos organismos públicos de los distintos niveles que poco han hecho sobre la materia, en especial los gobiernos municipales. Así y todo, marcábamos un rumbo que avizoraba un horizonte más justo.

Pero AHORA llegó el CAMBIO, este Estado conducido por insensibles, arrasa encarnizadamente sobre todos los derechos consagrados, y a eso no quedamos ajenas las mujeres. Si no, ¿Cómo se puede interpretar la medida concreta que tomó este gobierno el día anterior a la marcha? Me refiero específicamente a la eliminación de la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres, horas antes de que este pueblo pida que se terminen los femicidios. Esto solo por poner un ejemplo gráfico del cinismo que presenciamos,  que algunos festejan, mientras muchos lo padecemos.  El camino es arduo, la acción una necesidad, los reclamos un deber. Y la respuesta a las reivindicaciones que elevamos las mujeres una obligación que deben dar con altura y seriedad los gobernantes de turno.

NOS QUEREMOS VIVAS Y LIBRES.

Julieta Garello